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Pinturas para ambientes húmedos

El primer paso para una correcta elección consiste en identificar el tipo de superficie que se desea proteger. En estructuras metálicas, como equipos industriales, silos o puentes, es fundamental utilizar pinturas que actúen como barrera contra la oxidación. Las pinturas epóxicas, por ejemplo, son una de las alternativas más recomendadas, ya que forman una capa impermeable de alta resistencia química y mecánica. Estas se utilizan frecuentemente en fábricas, depósitos y laboratorios por su capacidad para soportar limpieza intensiva y condiciones adversas.

Cuando se trata de superficies expuestas al aire libre, como fachadas, estructuras expuestas o recintos industriales en zonas costeras, los recubrimientos de poliuretano resultan particularmente eficaces. Este tipo de pintura posee una excelente flexibilidad, lo que le permite adaptarse a los cambios térmicos sin agrietarse, además de ofrecer buena resistencia a la radiación UV, característica clave para usos exteriores.

Para espacios interiores con poca ventilación, como cámaras frigoríficas, plantas de procesamiento alimenticio o depósitos farmacéuticos, los recubrimientos acrílicos son una buena opción. Su ventaja radica en su bajo contenido de compuestos orgánicos volátiles (COV), lo que reduce el impacto en la calidad del aire y permite una aplicación más segura en espacios cerrados. Además, tienen un secado rápido, lo que acelera los procesos de mantenimiento o reacondicionamiento de áreas productivas, minimizando tiempos de inactividad.

En zonas donde hay contacto constante con el agua o humedad elevada, como vestuarios, cocinas industriales y plantas de tratamiento, las pinturas antimicrobianas se destacan por ofrecer una protección adicional contra el crecimiento de hongos, moho y bacterias. Estas pinturas incorporan agentes activos que inhiben la proliferación de microorganismos, aumentando la durabilidad del recubrimiento y contribuyendo a entornos más higiénicos. También ayudan a cumplir con normativas sanitarias exigentes en sectores sensibles como el alimentario o farmacéutico.

Además del tipo de pintura, también es relevante tener en cuenta el grado de exposición a la humedad: no es lo mismo una pared que ocasionalmente se moja por condensación, que un tanque expuesto permanentemente al agua. En el primer caso, puede bastar con una pintura resistente a la humedad; en el segundo, es indispensable un recubrimiento especializado, como los usados en impermeabilización o contención de líquidos.

En definitiva, conocer las características de la superficie, el tipo de exposición y el uso del espacio es crucial para elegir la pintura adecuada. Los fabricantes líderes en el sector, como Sherwin-Williams, PPG y AkzoNobel, han desarrollado líneas de productos especializadas para estos entornos, ofreciendo soluciones duraderas, seguras y con tecnología de punta. Elegir un recubrimiento de calidad es una inversión a largo plazo que evita deterioros prematuros, mantiene las condiciones de seguridad e higiene, y reduce los costos de mantenimiento en entornos desafiantes.